VERSIÓN: SUPREFECTO DE CANTA
(MEMORIAS
DEL MARISCAL DEL PERU Don ANDRES A. CACERES – CAMPAÑA DE LA BREÑA – Capítulo VI
de la Pag. 203-214 – publicadas por Zoila Aurora Cáceres)
Parte de la carta emitida por el
Suprefecto de la Provincia de Canta al General Cáceres.
“Teniéndose
noticia el 24 de Junio último por un espía que las fuerzas chilenas ocupaban la
hacienda Sángrar, propiedad del Señor Norberto Vento, el señor Coronel del
mismo nombre, fue en demanda de éstas, con el firme propósito de impedir la
invasión de la provincia, poniéndose, al efecto, a la cabeza de 100 hombres del
primer Batallón Canta y de 40 paisanos de la localidad. En seguida de algunos movimientos
preparatorios, el día 26, a las 4.30 p.m. descendimos instantáneamente sobre la
casa de la hacienda, en cuyos alrededores el enemigo se encontraba
perfectamente parapetado. Acosado
entonces por nuestros fuegos, abandonó sus trincheras, refugiándose en las
habitaciones de la casa, por cuyas puertas disparaban sin cesar sobre nosotros,
obligándonos a incendiar la techumbre, que era de paja, para rendirlos. De pronto esto no pudo lograrse, pues que saliendo
de esta localidad, continúo la lucha, dando por resultado 50 muertos chilenos,
dos prisiones y 48 rifles sistema “Comblain”, capturando competente cantidad de
municiones de igual sistema y a más de 800 carneros que antes habían tomado los
invasores”. (Sángrar, se encuentra a
tres leguas de Casapalca, donde existían numerosas fuerzas enemigas, que se
aprestaban a socorrer al destacamento).
“Nuestras bajas son cuatro; el Alférez Falcón, que el señor Coronel
Vento puso a mis órdenes, como ayudante, ha agregado su nombre, al de los
valientes más derrotados, que han sucumbido en la presente contienda. Están heridos los Oficiales Calderón, Patiño
y otros soldados, que son atendidos con esmero.
El señor Coronel Vento, ha dado hoy una prueba de civismo y distinguido
valor. El capitán Zuleta los Tenientes
Patiño, Calderón e Indacochea; los alfereces Falcón, Espinoza, Vento y Otó,
disputándose los puestos más distinguidos, se han hecho acreedores a los más
cumplidos elogios. En cuanto a los
individuos de tropa, ha sido compartimiento tan satisfactorio, que trae a mi
ánimo el convencimiento de que ya nuestros soldados, conociendo sus derechos y
deberes, pelean con el animoso entusiasmo de los que se inspiran en el santo
amor a la patria.
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