SANGRAR - Victoria
Peruana
LOS PRELIMINARES
Producida
la ocupación de Lima, luego de los desastres de San Juan y Miraflores, el
Presidente de la República, don Nicolás de Piérola, se ve obligado a cambiar
temporalmente la residencia de su gobierno y se dirige a la sierra, camino de
Ayacucho.
Siguiendo
la quebrada del río Chillón llegó a Trapiche y luego a la Villa de Obrajillo,
donde dispuso la consigna de efectuar el reclutamiento de voluntarios para
organizar la resistencia. En Canta esta misión fue encomendada al coronel don
Manuel Encarnación Vento. En aquellos días (junio de 1881) operaba en el
interior del país el comandante don Ambrosio Letelier al mando de las fuerzas
expedicionarias chilenas. El comandante Letelier estando en Chilca, se enteró de
las actividades peruanas; inmediatamente hizo conocer al coronel Lagos los
preparativos de los "montoneros"; el documento cablegráfico decía
textualmente; ... en Canta el montonero Vento tiene trescientos hombres bien
armados, listos a unirse a las fuerzas de Paseo, sírvase comunicar por
telégrafo sus órdenes". Como respuesta, el general en jefe don Patricio
Lynch ordenó que la Divisi6n Letelier se trasladase a la Hacienda Conocancha y
luego a la de Sangrar, de donde marcharían sobre Canta en su ruta de regreso a
Lima. Para proteger su marcha hacia Lima, Letelier destacó al pueblo de Cuevas
una compañía del engreído Batallón BUIN" bajo el mando del capitán José
Luis Araneda e integrado por 79 hombres; esta unidad se trasladó inmediatamente
a Sangrar por razones de mejor alojamiento.
Mientras
tanto, en Canta, sabedores de este movimiento del enemigo y ante un aviso
conminatorio de rendición firmado por Letelier en Cerro de Pasco el 19 de junio
de 1881, el reorganizado Batallón CANTA" se aprestó a la lucha bajo las
órdenes del coronel Vento.
LAS FUERZAS PERUANAS
Ante
la amenaza de Letelier de "barrer" Canta, el coronel don Manuel
Encarnación Vento decidió hacer frente al enemigo con ese pueblo lleno de
espíritu y de valor, que el 21 de junio de 1881 le prometiera al sagrado
bicolor izado en su Plaza, que lucharían para no ver a los chilenos hollando
nuestro suelo. La unidad que se formó totalizaba un efectivo de 150 hombres
organizados de la siguiente manera:
COMANDO: Coronel Manuel Encarnación Vento (Comandante General) Sargento Mayor
Juan de Dios Livia (Ayudante).
ESTADO
MAYOR Y ASESORES: Coronel
Simón Antaya. Coronel Lizardo Revollé, Capitán Emilio Fuentes (Subprefecto de
Canta) Sargento Mayor Luis G. Escudero (Secretario).
Cabe
resaltar la previsión del coronel Vento, quien antes de partir en busca del
enemigo, envió una comisión al pueblo de Canchapilca con el objeto de pedir al
coronel Mariano Vargas el auxilio que requería para la campaña: de igual manera
se notificó al comandante Aparicio Medina, quien se encontraba defendiendo la
Quebrada de Carampoma. No obstante las gestiones hechas, estos refuerzos no
llegaron debido a la premura del tiempo.
LAS ACCIONES
El
24 de junio de 1881 a la una de la tarde, el Batallón "Canta" salía
de la Plaza de Armas en conmovedora despedida para seguir el camino de
Obrajillo rumbo a Cullhuay, a donde llegaron a las cuatro de la tarde. EI 25 a
las cinco de la madrugada, cuando la tropa se disponía a marchar en dirección a
La Viuda, se presentó don Gregorio Romero (vecino de Yantac) e informó que las
fuerzas chilenas habían invadido la Hacienda Sángrar, motivo que determinó que
la expedición cambiara su rumbo con dirección a Sangrar, pernoctando en
Oxamachay, hacienda en la que ingresaron a filas los Subtenientes Juan de Mata
y Meza y Clemente Izaguirre y el Sargento Mayor Manuel Solís. Estando los
chilenos en Sangrar, el capitán Araneda destaca dos piquetes en busca de
provisiones:
El
primero, conformado por el sargento Zacarías Bisivinger, el cabo Bernabé
Orellana, los soldados Tapia, Sepúlveda, Ibarra, Muñoz y Gálvez y el arriero
Malla. Este piquete marchó en dirección de la hacienda Capellayoc.
• El segundo, conformado por el cabo Julio
Oyarce y cuatro soldados más, marchó en dirección norte.
En
la madrugada del 26 de junio de 1881, el coronel Vento envió una avanzada hacia
el cerro Lacsahual, compuesta por el capitán Emilio Fuentes (Subprefecto),
Wenceslado Vento, Martín Valderrama, Andrés Hidalgo, Hermógenes Bao, Juan
Yalán, Ramón Ramos, Cornelio Espinoza y José Bravo.
A la
una de la tarde nuestra pequeña avanzada llegaba al sitio denominado
L1ucllococha cubierto de grandes piedras que les favorecían no ser vistos de
frente. De pronto apareció una avanzada chilena compuesta de 12 soldados que
descendían a lomo de mula por el paraje de Colac, nuestra avanzada se parapetó
en las rocas y esperó que el piquete enemigo bajara al llano y cuando lo
estuvo, una descarga de fusilería dejó un saldo de once muertos, logrando fugar
el soldado chileno José Sepúlveda, a quien al voltear la cumbre del cerro
Escaparate, un certero balazo lo hirió y lo echó a tierra. La mula fue el
"centinela" que puso sobre aviso a los chilenos, como lo mencionara
más adelante el capitán Araneda. Sin perder tiempo el grueso del batallón
"Canta" coronó las alturas del cerro Escaparate, donde el coronel
Vento dio descanso a las tropas y a la vez que consultaba a su Estado Mayor la
decisión que debería adaptarse. Refiere la escritora Zoila Aurora Cáceres en su
libro "Campaña de la Breña", que alguien insinuó al coronel Vento la
idea de acampar para esperar el nuevo día; pero el soldado Nazario Igreda con
voz llena de sentencia y patriotismo, pronunció: "
HOY O NUNCA", frase que ha de resonar perennemente en el corazón
del pueblo canteño. Frase que en ese momento difícil levantó el espíritu de los
soldados y todos respondieron
¡HOY O NUNCA!.
Mientras
tanto, los chilenos habían ocupado las casas de la hacienda Sángrar. Con la
idea de defenderse mejor. El coronel Manuel Encarnación Vento, conocedor de la
topografía de la hacienda de su padre, donde Norberto Vento decidió dividir sus
tropas en tres secciones: - La primera fracción, bajo el comando del teniente
Marcos Icochea. La segunda fracción, al mando del propio coronel Vento, y la
tercera fracción, comandado por el capitán Victoriano Calderón.
Por
otro lado los invasores, por tener menos efectivo, debieron mantenerse
agrupados para poder resistir; pero equivocadamente el capitán Araneda dividió
sus fuerzas en dos facciones; La primera comandada por el teniente Guzmán y la
segunda bajo el mando del propio Araneda. El teniente Guzmán ocupó el corralón
contiguo a la iglesia, empleando las murallas como parapeto; el capitán Araneda
se ubicó delante de la casa hacienda. A las cinco y treinta de la tarde del
glorioso 26 de junio de 1881', Vento ordenó atacar; con ímpetu y decisión los
canteños iban envolviendo a los chilenos, éstos tomando posesión de los muros,
resistiendo el arrojo de los atacantes por más de una hora. A la distancia de
trescientos metros se lanzaron al asalto bajo el toque del corneta de
Bernardino Igreda y el redoble de tambores de los Hnos. Federico y Patricio
Reyes. Los canteños iban aminorando la distancia. Se refiere que en el fragor
de la lucha, el secretario del Subprefecto Clímaco Falcón, fue muerto sobre su
cabalgadura y la suerte quiso que el caballo no fuera alcanzado por una sola
bala durante toda la lucha, de manera que se paseaba en toda dirección como
arengando a los canteños: ¡ ... ASI SE MUERE PORLAPATRIA. .. ".
En
un momento del combate, el canteño Juan Solano corrió hacia la torre de la
iglesia para repicar la campana dando vivas a las fuerzas ya victoriosas y con
ese gestó alentó mucho a la tropa. Al ver que se vencía el día, los canteños
iniciaron el incendio de los techos pajizos para obligar a los chilenos a salir
de sus escondrijos, saliendo de su escondite, unos caían por el fuego de
fusilería y otros en el combate cuerpo a cuerpo, eran mutilados, como lo hizo
aquél fa(l1oso Nazario Chamorro, que de un mordisco arrancó la oreja de un
chileno.
En
una casa con techo de calamina se había escondido el capitán Araneda, tres
oficiales y cinco soldados, quienes confundidos con el humo y la oscuridad de
la noche, huyeron hacia Casapalca, siguiendo el curso del riachuelo.
En
este combate se logró un triunfo invalorable, corolario del valor que
caracterizó al militar ya formado y también al civil convertido en soldado. Se
capturó abundante material de guerra y como trofeo un estandarte chileno,
capturado por Hermógenes Bao, llevado a Canta y después donado al museo
nacional. El saldo de muertos y heridos que arrojó esta acción fue de 17
chilenos muertos, 20 heridos, 7 desaparecidos y 2 prisioneros; por parte de los
canteños: 4 muertos (Clímaco Falcón, Práxedes Páez, José Mercedes Valdez, José
Molina) y 38 heridos.
Subteniente
Antonio Domínguez Vidarte.