Entrada destacada

Sángrar 2008 - Discurso doctor Bernardino Ramírez Parque de la Bandera

SANGRAR, LA GESTA HEROICA DE LOS CANTEÑOS Dr. Bernardino Ramírez Bautista Junio 2008       Discurso de orden en el Parque ...

miércoles, 4 de junio de 2014

Sángrar 2012 - Parque de la Bandera (discurso Dr. Bernardino Ramírez)

Discurso de orden en el Parque de la Bandera de Pueblo Libre a cargo del doctor Bernardino Ramírez Bautista en el marco de las celebraciones del Combate de Sángrar en el año 2012

SANGRAR, LA GESTA HEROICA DE LOS CANTEÑOS
 Doctor Bernardino Ramírez Bautista


         Cada 26 de junio nos damos cita en esta Plaza de la Bandera para rendir homenaje a los héroes canteños que en Sangrar dieron a la Patria una segunda victoria después de Tarapacá defendiendo a nuestra Patria del invasor.

. “!Canta, sonó tu hora!, el cielo se azula al paso de tus aguerridos hijos; tu impulso de rebeldía es olímpico, tu raza es raza de cóndores, libre y audaz, indómita y brava, burlona y altiva ante los enemigos que pretenden humillarte,...”  Así, el Monseñor Heralio Cabrera expresaba su sentir por los hijos de esta tierra que en la Guerra contra Chile, dieron su sangre y su vida por defender el suelo patrio y con dignidad y patriotismo resistieron y expulsaron al enemigo de nuestro valle y suelo patrios.

          Estamos celebrando el 131 aniversario de esa histórica epopeya ocurrida en la planicie alto andina de Sángrar, altar de la patria para los canteños y seguiremos conmemorando esta fecha por generaciones, siguiendo el ejemplo de nuestros abuelos y abuelas que sufrieron las penalidades de  esta cruel guerra y que con lágrimas en los ojos nos contaron las acciones heroicas de los hijos más queridos de nuestros pueblos y que nosotros seguiremos  diciéndola a las generaciones venideras.

         También celebramos la promulgación de la Ley N° 28712 que declara al 26 de junio como “DÍA DEL COMBATE DE SÁNGRAR”  con lo cual se perenniza la defensa de la patria y el triunfo sobre el enemigo invasor, constituye el reconocimiento no sólo de los hijos canteños, sino del país todo, a los héroes de Sángrar; acto que estará  por siempre en el pedestal histórico de la Patria. 

         Expondré una síntesis del combate de Sangrar ubicándolo en su contexto histórico nacional, para luego  abordar su significación y proyección en nuestro tiempo.

 I .  EL CONTEXTO DE LA GUERRA  CON  CHILE
         Este Infausto acontecimiento de nuestra historia no debió ocurrir jamás, pero las guerras entre los pueblos del mundo en los últimos 180 años han respondido a los intereses económicos y geopolíticos de las grandes potencias, que se disputan los territorios, los recursos naturales y estratégicos y los mercados de países como el nuestro.
         La guerra contra Chile, conocida como  “La Guerra del 79”, o “La Guerra del Pacífico”, satisfizo en parte las ambiciones territoriales chilenas, que aún hoy después de más de un siglo, siguen mirando hacia el norte, hacia el Perú y no sólo para invertir, sino que codiciosamente ven nuestra riqueza cuprífera y el inmenso recurso hidroenergético que es la hoya del Titicaca.
Recordemos  el pretexto que utilizó Chile para declararnos la guerra, señaló que los impuestos que imponían peruanos y bolivianos a la explotación de las salitreras en Tarapacá y Antofagasta, afectaban a sus capitales invertidos y las ganancias de sus empresas salitreras, con este pretexto nos declaró la guerra el 5 de abril de 1879.

         Los historiadores y estudiosos imparciales con una copiosa información, han señalado la intervención directa de los ingleses en apoyo de los chilenos, pues fueron los primeros en plantear que las salitreras mencionadas, de cuya explotación eran accionistas principales, deberían encontrarse en territorio chileno. Además como tenedores que eran de los bonos de la deuda pública peruana se opusieron a un empréstito para comprar armas y a un nuevo contrato con Dreyfus; más tarde  recibieron de los chilenos los bonos de nuestra depreciada deuda; no nos proporcionaron créditos ni armamentos cuando lo solicitamos y por el contrario; sí lo hicieron con Chile, baste señalar que la empresa inglesa Peruvian Guano que explotaba el guano en Tarapacá se entendiera con los chilenos apoyándolos, su periódico el Time de Londres, estuvo enteramente a favor de Chile y en contra del Perú y en él podían leerse editoriales insultantes contra nuestro país y al presidente Piérola, pedían la anexión del Perú a Chile; sus comerciantes asentados en el Perú y encabezados por el consignatario Gibbs   apuntalaron la victoria de Chile, y cuando triunfaron, consiguieron un tráfico comercial a favor de sus productos que los benefició enormemente.

         Naturalmente el triunfo de Chile sobre el Perú y Bolivia, permitió a los ingleses entre los años de 1880 y 1930, dominar por entero  nuestra economía, papel que luego asumió Estados Unidos. Este marco histórico nos permite ver con mayor claridad la catástrofe  que significó para el Perú esta guerra.

         Después del gobierno de Ramón Castilla, la crisis hacendaria peruana fue grave; los conflictos políticos entre los civilistas y terratenientes disputándose el poder del Estado que empañaba la legitimidad del gobierno y dificultaba la gobernabilidad, la falta de unidad e identidad nacional, la dilapidación del erario público por los consignatarios, la aparición de los primeros enclaves en la producción  cañera, algodonera, minera y petrolera, las abismales diferencias sociales, etc. que al decir de Julio Cótler “... se calificara a los peruanos como ingobernables, pueblo enfermo,  incapaz de responder a las solicitudes de la Patria (...) La mezcla de odio, desprecio y temor de los grandes propietarios –blancos y costeños- hacia las capas populares sometidas a ellos –indios, chinos y negros-  era idéntica a la que los conquistadores españoles habían mantenido hacia el pueblo andino conquistado”.

         Fueron estas condiciones imperantes en el Perú de 1879, con las que iniciamos el enfrentamiento bélico contra los descendientes de británicos, teutones, araucanos y mapuches; nos enfrentamos en condiciones totalmente desventajosas que no nos permitieron tomar la iniciativa y casi siempre estuvimos a la defensiva. Nuestra clase gobernante, nunca asumió el papel de clase dirigente y como dice Macera, “hasta ahora fue incapaz de dirigir la nación hacia su desarrollo autónomo; no supo responder en ese momento ni en los siguientes a los llamados de la Patria”; esto explica porqué poco a poco fuimos perdiendo nuestro territorio en el sur. Después de Angamos, la inmolación de Grau y los combatientes del Huáscar, nuestro mar pasó por completo al dominio chileno. Batallas como San Francisco, Tacna, Arica, Alto de la Alianza significaron el descalabro de nuestro Ejército; sólo Tarapacá y la figura señera de Cáceres significaron un duro revés al enemigo. El heroísmo de Bolognesi y su ejército en defensa de la patria es un ejemplo que ningún peruano podrá olvidar jamás. La campaña del Sur terminó con la alianza peruano-boliviana y con nuestro ejército reducido a 7 000 soldados mal armados, mal alimentados y pésimamente uniformados; con la moral de guerra herida y casi aniquilada que lindaba con la indisciplina. Basta recordar la batalla del Alto e la Alianza, no dejemos de visitar el hermoso Museo de sitio y los obeliscos en honor de nuestros héroes.

         No menos lamentable, por decir lo menos, era la situación política: el Presidente Mariano I. Prado con el pretexto de conseguir él mismo, créditos y armamentos, abandona el gobierno y al Perú, este señor no trajo ni armas ni regresó. La Puerta, asumió la presidencia y ante la protesta del pueblo asume el mando supremo don Nicolás de Piérola  que establece su gobierno en el Centro del país, en tanto que los chilenos en Lima designan presidente a Francisco García Calderón a quien meses más tarde Lynch lo deporta a Santiago de Chile, designándole en su reemplazo a Montero  a quien también lo reemplazaron por Miguel Iglesias con quien firmaron el Tratado de Ancón el 20 de octubre de 1883.

II. LA OCUPACIÓN CHILENA DE LIMA Y EL CENTRO DEL PERU
         Con el triunfo en el sur, los chilenos se lanzaron hacia el centro y norte peruanos, bloquearon y bombardearon el callao y los puertos costeros; su acción desde el principio fue feroz, se llevaron como botín libras esterlinas, plata y billetes peruanos, azúcar, arroz, pacas de algodón, tabaco, miel, ron, aceite, café, cacao, alfalfa, goma, cascarilla, plata en barra, chafalonías, y otras especies y más de 400 chinos.

         Los pueblos canteños desde los primeros días de la guerra aportaron con sus mejores hijos para la defensa de la patria; después de la campaña del sur con el ejército diezmado se trasladaron a Lima y muchos cayeron ofrendando sus vidas en las batallas de San Juan y Miraflores el 13 y 15 de Enero de 1881. Con la caída de Lima y la desorganización del Ejército, los sobrevivientes volvieron a sus comunidades a restañar sus heridas y a organizar a la población para persistir en la defensa de sus pueblos y de la patria.

         En esas circunstancias, Baquedano abandonó Lima y Patricio Lynch quedó como jefe del ejército chileno y jefe político del Perú, su mandato fue el más desgraciado; en él saquearon las arcas de los municipios, de las haciendas, la Biblioteca Nacional, La Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Facultad de Medicina de San Fernando, la Escuela de Ingenieros, la escuela Militar, la Escuela de Artes y oficios, el Colegio Guadalupe, el Jardín Botánico, el Palacio de la Exposición, los templos y conventos. Esto que sucedió en Lima, lo repitieron a lo largo y ancho del Perú.

         Piérola que hacía de Presidente en el Centro, acepta el plan de Cáceres para continuar la Guerra hasta la expulsión de los chilenos. Cáceres luego de analizar la situación concluyó que la ocupación de Lima y parte de la costa no entrañaba por completo el aniquilamiento del poder militar de los peruanos, ni permitía a los chilenos decidir la guerra por la fuerza de las armas, pues aún quedaban recursos, territorios y energías para continuarla. La sierra fue escogida como lugar estratégico para la resistencia y en ella recomenzó  la guerra, fue de guerrillas primero, modalidad que proporcionaba tiempo para formar y adiestrar a las primeras tropas.

         Los canteños atentos al llamado de Cáceres organizaron dos batallones, el Canta N° 1 y el Canta N° 2, que integraron la cuarta división al mando del coronel Manuel de la Encarnación Vento  y operaron en los valles del Chillón y Chancay, constituyéndose en el ala derecha  del ejército para su ataque a los chilenos acantonados en Lima.

         El triunfalismo chileno no aceptaba la presencia de un ejército de resistencia en el centro, consideraba que sólo habían partidas de montoneras enroladas compulsivamente por un jefe marginal y por lo tanto había que exterminarlos definitivamente, arrasando y liquidando a los pueblos que los protegían. Con este objetivo, Lynch ordenó en los dos años y seis meses que duró la campaña de La Breña, hasta cuatro expediciones bélicas, la primera al mando de Letelier, la segunda la comandó el mismo, la tercera Gana y la cuarta Del Canto, todas ellas fracasaron y tuvieron que regresar a Lima, derrotadas. La de Ambrosio Letelier fue en abril de 1881 hacia Junín y Huánuco al mando de 1,392 hombres; su paso por Chicla, Casapalca, hasta Cerro de Pasco fue cruel, de bandidaje, destrucción y muerte; pero ni aún así, pudo cumplir su objetivo de destruir y exterminar la resistencia del ejército y las guerrillas andinas; por el contrario, sus tropas fueron diezmándose y las noticias de las atrocidades que cometían contra las poblaciones andinas provocó en Lima la protesta, hasta de las delegaciones extranjeras. Los continuos reveses de Letelier, obligaron a Lynch, a ordenarle que regrese a Lima y, es exactamente en esa contramarcha de los chilenos que se produce el combate de Sángrar.

III. SANGRAR,  EXPRESIÓN DEL HEROÍSMO CANTEÑO
         Es conocida la acción heroica del Batallón Canta Nro. 1 con sus 253 combatientes y al mando del coronel Manuel E. Vento.  Como se recordará, la amenaza conminatoria de Ambrosio Letelier para que los canteños depongan las armas  porque sino arrasaría a Canta, a sus pueblos y montoneras; no causó temor ni pánico, por el contrario avivó el patriotismo y el rechazo al vandalismo del invasor, por eso el pueblo reunido en un cabildo popular, decidió  rechazar al enemigo y avanzar  hacia la cordillera de La Viuda para hacerle frente a la vez que se solicitaba refuerzos a Chancay y a Huarochirí a cargo de Vargas y Ortecho respectivamente. Las Guerrillas canteñas con visos de batallón ascendieron a Cullhuay, pueblo en el cual recibieron importantes refuerzos en hombres y vituallas, siguieron por Jacaibamba, Capillayoj y Oxamachay, en este fundo, se organiza el ataque pues ya se tenía conocimiento de la presencia chilena en Cuevas y Sángrar, decididamente avanzaron en esa dirección emboscando a una patrulla chilena en Cólec.

         Posesionados  en las cercanías de Sángrar, al pie del cerro Escaparate, deciden efectuar el ataque ese mismo 26 de junio que a decir del acucioso historiador canteño Angel Padilla, “... no fue decisión de un jefe, ni de un comando sino de la colectividad convertida en improvisado ejército la que decidió atacar ese mismo día” y que sintetizara Bernardino Igreda en su exclamación  HOY  O  NUNCA, frase memorable que perenniza la acción heroica de los canteños.

         A las cinco de la tarde Vento ordena atacar, sus tres columnas lo hacen en abanico para no dar escapatoria a las fuerzas  del batallón Buin instalada en la casa hacienda, la capilla, el cementerio y los potreros; la arremetida peruana fue contundente pues los caídos chilenos fueron numerosos por lo que el enemigo buscó refugiarse en la capilla y la casa hacienda. Clímaco Falcón inicia el incendio del techo pajizo de la casa hacienda y cae herido mortalmente; Nazario Chamorro, venturino él, no pudo contener su ira y cortó la oreja de un adversario comiéndosela luego, en tanto que Hermógenes Bao capturaba el estandarte del enemigo. Tenaz era la lucha que se prolongaba ya muy entrada la noche observándose que la resistencia chilena disminuía y la victoria era peruana, era canteña. Protegido por la oscuridad, Araneda, jefe chileno huyó cobardemente, hacia Casapalca; en tanto que los nuestros recogían los fusiles comblain, municiones, bestias y enseres que en su huída dejaron los chilenos. Con nuestros héroes muertos y heridos, los canteños emprendieron el retorno a Canta para preparar su defensa frente a una posible arremetida del enemigo.

         Basadre señala que este triunfo de los guerrilleros canteños, precipitó la retirada de Letelier a Lima, a la que llegó con su tropa en estado de pobreza y desmoralización.

IV. LOS  CHILENOS  BUSCARON  OCULTAR  SU  DERROTA
         El  triunfo peruano  fue un duro revés para los chilenos, quienes no lo podían aceptar, por eso desde ese mismo momento trataron de ocultar su derrota aduciendo que el triunfo fue de ellos en un caso o minimizando la acción bélica en otro, esto ha dado pie para que aparezca la versión chilena que comienza con el parte oficial de Araneda a Lynch, en el cual aparece como triunfador, versión que recogen sus periódicos: El Nacional, La Patria, Tarapacá así como sus historiadores: Vicuña Mackena, Ahumada Moreno, Gonzalo Bulnes entre otros, buscando opacar y negar el triunfo peruano y destacar el heroísmo de Araneda tapando el vandalismo de su ejército.

         Según la versión chilena, sólo 79 de sus combatientes hicieron frente a 700 peruanos bien armados, que la lucha comenzó a la una de la tarde y hasta las dos de la mañana no se rindieron, “no obstante la intimidación cariñosa de los peruanos para rendirse y el incendio que hicieron de las techumbres de las casas y la capilla”; dicen además, que se defendieron de la montonera peruana, pues no se intimidaron y decidieron vender muy caro sus vidas (Aumada,P.).
La tergiversación de la historia hecha por los chilenos tuvo como objetivo justificar el fracaso de la campaña de Letelier y Lynch contra el ejército Peruano  del Centro, justificar la ocupación de nuestro territorio; pero la verdad histórica se abre camino y con objetividad muestra a los peruanos y al mundo, el heroísmo de los canteños que ofrendaron su sangre y sus vidas por hacer del Perú una patria libre, Una buena respuesta a la tendenciosa versión chilena es esta grandiosa ceremonia, que debe repetirse en todos los años.

V.  LA  LECCIÓN  DE SÁNGRAR
Como herederos que somos de esta grandiosa hazaña, creemos que de lección  se sintetiza en:

a.- La defensa de la Patria es un principio de honor nacional, es lo más sublime y sagrado que tiene el hombre identificado con la tierra que le vio nacer. Hoy y siempre debemos defender nuestro territorio y sus riquezas, no olvidemos jamás que a la Patria no se mutila, no se vende; sino que se la honra y defiende.

b.- El grito de Sangrar “Hoy o Nunca”, tiene doble significación. Por un lado expresa el sentimiento profundo de defensa de la Patria, similar a la frase célebre “Lucaharemos hasta quemar el último cartucho”, cuando Francisco Bolognesi con sus oficiales y soldados tuvieron que ofrendar sus vidas para defender Arica; o cuando el corneta Farfán bajo las órdenes de Panizo en Ayacucho luchaba contra Cáceres, ante la pregunta de éste, ¿Tú también traicionas a tu General?, por toda respuesta Falcón le dijo ¡Viva el Perú! Y la tropa coreó estentóreamente pasándose de inmediato al lado de Cáceres. “Hoy o nunca” tiene una significación más amplia en tanto expresa la audacia, el valor, la decisión frente a la adversidad y a los momentos difíciles, especialmente cuando estas decisiones comprometen a la colectividad y a quienes con su sudor y trabajo labran cotidianamente el destino del Perú.

c.- Sángrar es también una lección de patriotismo, no sólo de los jefes, sino de los combatientes, de la tropa, de los civiles que se alistaron para la guerra, de los cientos de campesinos que abandonando sus casas y terruños fueron al frente de batalla algunos para no volver jamás y cuya ausencia lloraron sus madres, esposas e hijos. Son los héroes anónimos los que sin hacer alardes ofrecieron sus vidas; fueron estos héroes los que hicieron la resistencia al invasor.
Desde este pódium rindo homenaje a todos los héroes anónimos que lucharon para dejarnos una provincia y una patria libre, a quienes como Clímaco Falcón, Doroteo Molina, José Mercedes Valdez y otros ofrendaron sus vidas, a Manuel E. Vento, Práxides Gutiérrez, Bernardino Igreda, Hermógenes Bao, Nazario Chamorro, a Luis G. Escudero y a todos los valientes canteños que lucharon en Sángrar y en cada una de la batallas de esta infausta guerra.

El recuerdo de estos hechos debe reavivar nuestro espíritu a favor del desarrollo de nuestra provincia, para no sufrir más las penalidades del vencido; desde ahora y por siempre labremos el camino de la victoria.

¡Vivan eternamente los héroes de Sangrar!, !Viva el Perú!


Bibliografía consultada:

1.Aumada Pascual. La Guerra del Pacífico. T. V. Santiago de Chile.
2.Basadre, Jorge. Historia de la república del Perú T.VIII. Ed. Universitaria,    Lima, 1969.
3.Begazo Enrique.  Monografía, El Combate de Sangrar, Lima, 1981.
4. Bulnes, Gonzalo. La Guerra del Pacífico T.III, Imp. Universal, Valparaíso, 1919.
5. Cáceres, Andrés. La Guerra del 79, sus campañas (Memorias), Milla Bartres, 1973.
6. Caivano, Tomás. Historia de la Guerra de América entre Chile, Perú y Bolivia. 2 Ts.. Imp. La marina, Callao, 1979.
7. Casana, Teodoro. Loor a los vencedores de Sángrar . Centro de Altos Estudios Militares del Perú, Lima 1974.
8. Cotler, Julio. Clases, Estado y Nación en el Perú. IEP, Lima, 1978.
9. Escudero, Luis G. Carta al director de la Prensa, La Prensa, Lima 1912.
10.Icochea Camacho, Wilfredo. Los Inmortales del batallón Canta,Lima 2008
11. Manrique Nelson. La Ocupación y la Resistencia, en Reflexiones en torno a la Guerra de 1879. Coeditor Campodónico. Lima,1979
12. Padilla Patiño, Ángel. La Victoria Peruana de Sángrar. Gaceta canteña, Lima 1981.
13. Patiño Zambrano, Juan. La Batalla de Sángrar, Discursos y Conferencias. Lima, 1994.
14. Perú.  Ministerio de Guerra .La Guerra del Pacífico, T. I. Comisión permanente de la Historia del Ejército.
15. Universidad de San Marcos. La Guerra del Pacífico. 2 Vols. Lima, 1984.
16. Vicuña Mackena, Benjamín. Sángrar la jornada heroica. Santiago de Chile, 1915.
17. Vitale, Luis. Interpretación Marxista de la historia de Chile. 6     Vols. Prensa Latinoamericana, Santiago de Chile, 1971.

No hay comentarios:

Publicar un comentario