Celebraciòn del Combate de Sàngrar en Canta, 135 Aniversario, Desfila la I.E. Gabriel Moreno de Canta con su director Daniel Alex Marcelo Oyague, los profesores del Colegio, su banda de mùsica, las escoltas y alumnos hombres y mujeres.
En Sángrar, se llevó a cabo la primera victoria peruana frente al ejército invasor gracias a la participación del ejército patriótico compuesto por canteños que gracias a su valentía y pundonor lograron el triunfo para el Perú.
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viernes, 25 de junio de 2021
Desfile del I.E. Gabriel Moreno de Canta 26 de junio del 2016
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jueves, 17 de junio de 2021
El libro “LA VICTORIA DE SÁNGRAR EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA DE CHILE CONTRA EL PERÚ”, de mi autoría, lo puede adquirir a delivery llamando a los Teléfonos: 990 320 689 / 01 4858346. Dirección: Francisco Ayarza 349, Los Olivos.
LA VICTORIA DE SÁNGRAR Y EL HEROÍSMO DE LOS PUEBLOS CANTEÑOS
Dr. Bernardino Ramírez Bautista
La victoria peruana en Sángrar (Canta), es un hecho histórico que marcó el derrotero de la Resistencia Peruana en La Breña con Andrés A. Cáceres, fueron los hijos de los pueblos de la cuenca del Valle del Chillón, que derrotaron por segunda vez, después de Tarapacá, a los chilenos del Batallón Buin en la explanada de Sángrar, el 26 de junio de 1881.
I. CONTEXTO Y ESCENARIO DEL COMBATE
Los chilenos se prepararon para la Guerra contra el Perú desde 1830. Portales como estratega propiamente orientó a sus distintos gobiernos, para institucionalizar su país y conducirlo a apropiarse de territorios al norte, de Perú y Bolivia que podría beneficiarlos con los inmensos recursos naturales que disponían estos países.
Los ingleses, para entonces un país colonialista e imperialista, invertían en Chile, en las salitreras de Tarapacá y Antofagasta. Apoyaron a los chilenos para que invadan a los países del norte. Fueron estos británicos quienes entregaron recursos financieros, le vendieron barcos acorazados, armamentos modernos, cientos de miles de fusiles y armas modernas, municiones, preparación militar para la guerra, hasta uniformes para sus soldados que parecían soldados ingleses. Sus compañías como la empresa Gibs que trabajaba en Perú y Chile apoyaron a los sureños. Así, las empresas británicas invertían y apoyaron a los chilenos como también lo hicieron con sus periódicos. También construyeron la ciudad-Puerto de Valladolid desde el cual orientaron a las fuerzas chilenas en su guerra de crímenes, rapiña y saqueo contra el Perú.
La Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia comenzó el 5 de abril de 1879, perdimos el Huáscar en Angamos y los chilenos se apoderaron del mar peruano. En la campaña del sur perdimos en el Alto de la Alianza y Arica, luego el 13 y 14 de enero de 1881 perdimos en San Juan, Chorrillos y Miraflores. Huye el traidor Nicolás de Piérola, y los chilenos se instalan en Lima, el chileno-inglés contralmirante Patricio Lynch, asume el Gobierno de OCUPACIÓN. Piérola sube por Canta, llega a Tarma e instala su gobierno en Jauja. Cáceres herido en la batalla de Miraflores, logra salir por tren a Chicla y de allí a Tarma, se restablece y viaja a Jauja, reconoce a Piérola como presidente y decide comenzar la resistencia, LA CAMPAÑA DE LA BREÑA, contra los chilenos para atacarlos y derrotarlos para que huyan y regresen a su país.
Sángrar se encuentra en una planicie alto andina ubicada a unos 4,300 msnm en la cordillera occidental de los andes centrales, a pocos kilómetros del lugar se encuentran hermosos picachos y nevados que otorgan hermosura singular a esta planicie, cuyos contrafuertes alcanzan al Océano Pacífico entre las cuencas de los ríos Chillón por el norte y Santa Eulalia por el sur. En aquellos años formaba parte de la provincia de Canta y desde hace algunos años pasó a la provincia de Yauli, del departamento de Junín.
II. ANTE LA AMENAZA CHILEÑA, LOS PUEBLOS CANTEÑOS DECIDEN
IR A SU ENCUENTRO EN LA CORDILLERA DE LA VIUDA
Los chilenos no comprendían que “la sublevación había surgido en los sectores y en la clase más pobre e ignorante del país”, y que los peruanos podrían armar una resistencia y todavía en el Centro, una de las regiones más ricas del Perú, por ello deciden enviar una expedición al Centro para exterminar con los breñeros de Cáceres, cobrar cupos de guerra y aprovisionar de recursos y alimentos a la soldadesca chilena en Lima (fueron cuatro expediciones y fracasaron).
Ambrosio Letelier fue el encargado de cumplir esta misión, pero como no encontró resistencia, se ubicó en Cerro de Pasco, un gran centro minero y desde el cual comenzó una política de saqueo y destrucción de pueblos, los incendiaba cuando se resistían a pagar los onerosos cupos de guerra, abusaba de las niñas, jóvenes y mujeres de toda edad, robaban los templos. En casas de nacionales y extranjeros, sus abusos eran tan despiadados, que merecieron la repulsa nacional e internacional.
Lynch, jefe de los masones chilenos y de los peruanos como Iglesias, Piérola (huyó como Manuel Ignacio Prado en plena guerra) y otros traidores, ordena a Letelier que regrese a Lima de inmediato. Para regresar, este criminal se asegura, de que su ejército no sea atacado por los flancos. Envía una orden al Jefe del Batallón Canta, Manuel E. Vento para que depusiera las armas que había levantado contra su gobierno, y de no hacerlo, su división lo arrasará a su paso por Canta y a los pueblos de esa sección territorial.
Esta amenaza lejos de amedrentar a los canteños, los alentó y produjo una explosión de ira. Motivó a jefes y oficiales se reuniesen para evaluar la situación. Los pueblos al enterarse de la amenaza y ante el llamado de la Junta de Vecinos y autoridades, de inmediato se dieron cita en la capital de la provincia. En un acto de valor patriótico los hijos de Canta, Obrajillo, San Miguel, Huacos, Huaros, Cullhuay, Pariamarca, Carhua, Lachaqui, San Lorenzo, Apio-Viscas, San Buenaventura, Huamantanga, Quipán, Marco, Puruchuco y Araguay; deciden hacer frente al enemigo; se avivó el patriotismo y dispuestos a defender el suelo que les vio nacer, a sus pueblos y comunidades, a su patrimonio y a su familia, decidieron fortalecer al Batallón Canta N° 1 y abastecerse de vituallas y armamento, subir a la cordillera de la Viuda y en ese lugar estratégico, cerrarle el paso a los Buines de Letelier que guerreando se dirigirían por el Chillón hacia Lima.
III. HOY O NUNCA! GRITO DE NAZARIO IGREDA UGARTE
El día 24 de junio cumpliendo el acuerdo de la víspera, salieron rumbo a la cordillera de La Viuda; la ruta fue hacia el noreste, siguiendo el antiguo camino de herradura: Huaitará, Obrajillo, Carcas, Huaros, Pucachaca y Cullhuay. Fueron dos batallones que salieron de Canta con 120 plazas cada uno, comandados por los capitanes Carlos Zuleta y Victoriano Calderón, los tenientes Marcos Icochea Paredes, Práxides Gutiérrez y el subteniente Pedro Y. Patiño, a ellos se sumaron 60 combatientes canteños. En Cullhuay se incorporaron 28 voluntarios; don Gregorio Romero de la comunidad de Yántac les comunicó que los chilenos habían ocupado la hacienda Sángrar.
El día 25 suben con dirección al sureste hacia Capillayoc, luego a Oxamachay para planificar el ataque al enemigo. Lo primero fue enviar una patrulla de 9 hombres al mando del Subprefecto Emilio Fuentes, para hacer un reconocimiento exacto del terreno y ver alguna vanguardia chilena.
Muy de mañana del 26 de junio llegan a Cólac, próximo a Sángrar, ahí llega la patrulla que habían mandado y les comunica que venían a su encuentro una patrulla de 19 chilenos a caballo. Los peruanos los atacan y mueren 17, cae preso un herido y otro huye a Sángrar y da aviso al coronel Araneda, jefe de los enemigos.
Pasado el mediodía del 26, la tropa bajó del cerro Escaparate y acampó a orillas de la laguna Pucrococha. El Coronel Vento y su comando pensaron pasar la noche donde se encontraban y atacar al siguiente día, pero se produjo el diálogo siguiente:
Vento: “basta con lo hecho ya, pasemos aquí la noche y en la madrugada bajaremos”.
A lo que Nazario Igreda respondió: “No señor, hay tiempo y ahora mismo nos vamos sobre ellos, sabemos que ahora son cien y los tomaremos de sorpresa; quizá mañana sea mayor el número y entonces estaremos perdidos. ¡HOY O NUNCA!”, vibró en el espacio la encendida y resuelta frase de Nazario Igreda Ugarte, contagiando el patriotismo a sus camaradas. Fue el grito con sed de victoria, grito contra los chilenos.
IV. EL COMBATE Y NUESTROS HÉROES
A las 5 de la tarde comenzó el Combate, los canteños ágiles, con decisión y patriotismo, decididos a defender su tierra y darles a los chilenos una confrontación hasta hacerlos comer el polvo de la derrota y liquidar lo mejor de su ejército, los Buines. El jefe de los invasores, Araneda, al ver los cerros colmados de enemigos, distribuyó a sus soldados y para protegerlos los ubicó en el cementerio, los corrales, construcciones y la capilla, todos construidos de piedra. Él y su comando se ubicaron en la Casa Hacienda, bien parapetados esperando a los peruanos.
Desde los cerros que bordeaban la planicie de Sángrar fueron bajando los soldados peruanos organizados en tres compañías la primera por la izquierda al mando de Victoriano Calderón (herido en acción heroica); Manuel E. Vento por el centro y por la derecha Marcos Icochea. El Estado Mayor lo integraba el Coronel Vento, los coroneles: Simón Antaya, Lizardo Rebollé y el capitán Emilio Fuentes (Subprefecto). Los acompañaba el médico Valentín Falconí y los cornetas Bernardino Igreda (herido en combate), Federico y Patricio Reyes Carrillo (este último redoblante en calacuerda). Con ellos estaban los 230 efectivos del ejército peruano, dispuestos a vencer a los chilenos y obligarlos a rendirse o morir.
Nuestros soldados adolecían de buenos armamentos, de buena instrucción militar, la mayoría de sus armas eran obsoletas, acondicionadas para la lucha cuerpo a cuerpo, otros eran galgueros; los chilenos los veían como montoneros y guerrilleros, a quienes sin piedad ni miramientos los mataban. Su acción criminal los llevó a practicar el repase, clavándole el puñal a los caídos heridos o no, para asegurarse que estaban bien muertos.
Conocedores de la forma de actuar los sanguinarios del batallón Buin, Vento y los jefes de sus columnas rompieron el fuego, atacaron las diversas posiciones enemigas para obligarlos a salir de sus escondrijos y luego acabarlos. Fueron acercándose a estas trincheras chilenas ocasionando muchas bajas de los sureños que los obligó a retroceder desde los corrales hasta el cementerio, otros edificios y hasta la capilla, que le servía de cuartel y centro de operaciones y de mando. Con ansiedad esperaban refuerzos de Cuevas y Casapalca, lugares a los que habían mandado emisarios pidiendo ayuda.
La lucha se tornó tenaz y sangrienta. Los nuestros atacaban por los tres flancos que ofrecían los “rotos” en los que se encontraban parapetados, muy golpeados, acosados y cada vez más debilitados. A más de dos horas de combate muchos de los buines yacían muertos, otros heridos con tres o cuatro balas en el cuerpo. Se dio inicio a la lucha cuerpo a cuerpo, los peruanos con sus bayonetas y cuchillos atacaban sin cesar, e igualmente recibían la respuesta. Araneda se desespera al ver uno a uno la caída de sus soldados y su repliegue ha llegado al cuartel y la capilla, además se entera que los que venían de Cuevas ya no llegarían, las fuerzas canteñas lo impidieron, tuvieron que huir. Las guerrillas peruanas avanzaban con un fuego nutrido aprovechando de su superioridad numérica, su pundonor y patriotismo.
Araneda a estas alturas del combate, 8 pm. ve que sus huestes se estaban reduciendo, cada vez eran menos los que componían sus pocos combatientes más sus oficiales. Resuelve trasladarse a su cuartel, dispuesto a defender su posición bélica a toda costa. La guerrilla peruana a bayoneta limpia logra desalojar a los chilenos de sus buenas posiciones que tenían como refugio. El soldado peruano Juan Valdez Iglesias subió a la torre de la capilla y tocó las campanas en señal de triunfo, alentando mucho a las fuerzas canteñas. La guerrilla peruana oleada tras oleada disparaba a quemarropa, para obligarlos a salir y liquidarlos. Ya entrada la noche, Araneda ve que sus refuerzos no llegaban e iba camino al aniquilamiento, hubo un momento de tregua, de alto al fuego. Vento le pide su rendición a Araneda, pero éste manda a tocar el calacuerda en señal que los chilenos habían decidido continuar con la lucha sin cuartel y efectuar el adegüello (lucha sin cuartel)
Ante esta respuesta chilena los peruanos redoblan su ataque, dejando heridos y muertos en el lado contrario. Deciden también prender fuego a la casa hacienda y reducir a cenizas al regimiento de los Buines. Queman el techo pajizo, lográndose el objetivo pero a costa de tres preciosas vidas: el subteniente Clímaco Falcón, Timoteo Molina y José Mercedes Valdez.
El Combate continúo con mucho más fiereza y crudeza, los jefes de ambos ejércitos arengaban, lo de Araneda era un acto desesperado para seguir resistiendo. Ya entrada la noche, la arremetida peruana, fue contundente, el fuego, el humo, los disparos aniquilaban a los chilenos, sus espacios eran reducidos y casi ya no respondían, los peruanos cada cierto tiempo y para darse valor tocaban el clarín, los tambores y la campana.
La lucha tenaz se prolongaba hasta muy entrada la noche, se apreciaba como disminuía la resistencia chilena. En una de las casas con paredes de piedra y techo de calamina, adecuada para el refugio, para la defensa y el ataque se refugió Araneda con tres oficiales y cinco soldados, eran todos los que quedaban. El fragor de la lucha hizo que los peruanos arreciaran por puertas y ventanas con fuego de fusilería; un chileno que fungía de muerto al ser descubierto, con un fuerte mordisco Nazario Chamorro (de San Buena Ventura) le arrancó una oreja, un poco más tarde se la bebieron con licor en pedacitos con sus compañeros de armas. Vento, viendo que la situación de Araneda era muy grave le pide nuevamente que se rinda, estos no aceptan y siguieron en la brega, Araneda, sus oficiales y sus pocos soldados se defendían con todo, sus heridos y muertos se habían incrementado a montones.
Los peruanos queriendo calcinarlos a los chilenos deciden quemar el techo de calamina del cuartel, decidieron utilizar cargas de manteca, las derritieron y derramaron sobre el techo prendiéndole fuego, pero el líquido discurrió por las canaletas, poco afectó al techo. En el afán de abrir un forado por el techo, Vento hace subir a Clímaco Falcón para arrancar una calamina y poder aventar por el hueco todo tipo de materiales inflamables y conseguir la salida de Araneda así como su rendición. Clímaco Falcón fue herido de un balazo y cayó gravemente herido por el alero del techo.
La lucha siguió sin descanso, ya muy de noche y aprovechando el momento en que la gran cantidad de humo y la oscuridad le favorecía, el jefe chileno José Araneda encontró la ocasión para huir cobardemente por Cuevas hasta Casapalca.
Como lo fuegos habían cesado a las 12 de la noche, con la huida de Araneda, sus tres oficiales y soldados, propiamente terminó el Combate con el triunfo peruano, la victoria lograda a sangre y fuego, era nuestra, era canteña, expresión del heroísmo de los pueblos canteños.
Se hizo un recuento de los resultados del Combate, se encontraron 48 chilenos muertos, dos soldados prisioneros, 48 rifles del sistema Comblain competente con cantidad de municiones de igual sistema, más de 800 carneros que antes habían arreado los invasores, bestias de carga y enseres que en su huida habían dejado, una bandera de guerra arrancada a los chilenos en el fragor de la lucha por Hermógenes Bao, otras bestias y otras tantas monturas.
Nuestros héroes que brindaron su vida: Juan Clímaco Falcón, Doroteo Molina y José Valdez, 38 soldados de tropa. Heridos: el Capitán Calderón, el corneta Bernardino Igreda.
V. SÁNGRAR, INMORTAL EN EL CORAZÓN DE LOS CANTEÑOS
Sángrar es la respuesta contundente de los peruanos en las breñas a las acciones bélicas y criminales de los chilenos, al abuso y crueldad contra nuestras mujeres, niños y ancianos, respuesta digna ante el ultimátum, la intimidación y amenaza de arrasar los pueblos, acuchillarlos y hacer con ellos el cruel repase, de apoderarse de las reliquias de sus templos y de los bienes comunales.
Como herederos de esta gran hazaña nos queda valorarla en su auténtica dimensión histórica y, trasmitirla a las generaciones futuras, expresando:
1- Representa el comienzo y continuidad de la lucha por la defensa de la patria, de no permitir que los invasores y extranjeros se apoderen de nuestras riquezas. Con Sángrar se inicia la Campaña de la Breña, sirvió a Cáceres como ejemplo de lo que se debía hacer para defender al Perú, para organizar el Ejército del Centro y combatir a los chilenos hasta expulsarlos.
2- Es el altar de la Patria al que iremos siempre a rendir homenaje a nuestros héroes: Juan Clímaco Falcón, Doroteo Molina, José Valdez, 38 soldados de tropa. Victoriano Calderón, Bernardino Igreda, y a todos los que participaron en este Combate. Los llevaremos siempre en nuestra mente y nuestros corazones!
3- Hoy o nunca, contra los chilenos, triunfaremos. Es el grito de Sángrar; tiene doble significación. Por un lado, expresa la audacia, el valor, la decisión colectiva frente a la adversidad y a los momentos difíciles; y, por otro lado, expresa el sentimiento profundo de defensa de la tierra donde hemos nacido, similar a la frase de Bolognesi: Lucharemos hasta quemar el último cartucho, o a la respuesta recibida por Cáceres en Ayacucho ¿Tú también traicionas a tu general?, por toda respuesta Falcón dijo: ¡Viva el Perú! Nos han engañado mi general. Este grito de los combatientes de Sángrar, es un mensaje para los peruanos de hoy. Debemos estar siempre vigilantes con los intereses patrios, pues “la ocupación pacífica” que viene haciendo Chile, su gran inversión en el Perú en áreas estratégicas como la energía eléctrica y su armamentismo, es una situación que debe preocuparnos a todos, especialmente a los gobernantes.
4- Sángrar es también, símbolo de la identidad canteña, el ícono que nos une, que nos hermana e impulsa a trabajar juntos por nuestras comunidades, por nuestros pueblos y nuestra gente. El futuro canteño está en nuestras manos, todo depende de nosotros, aprendamos de los nuestros héroes.
Lima, junio 2021
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Dr. Bernardino Ramìrez Bautista
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